mientras barajamos
la contabilidad de las memorias,
despues de tantos años,
advertimos
que ya no somos negocio:
queda el corazón
en numeros rojos
la esclavitud violácea
de los compromisos a largo plazo
late con desgano
la fe no da para el repago
de esperanzas prestadas
con la confianza como garantía
hemos perdido la capacidad de soñar,
y lo hemos pagado con creces
podríamos invertir promesas
para solventar el desbalance
de ausencias,
o acogernos a una prórroga
del arrepentimiento,
pero las garantías
están todas agotadas,
y hemos quebrado el corazón
Elidio La Torre Lagares
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